Teología


A Federico Silva
Un beso preciso y sutil
como debieran serlo todos.

El frío de una mano
que insufla hálito de vida
a piedras mudas.

Dios existe y pinta la piedra
y la transforma en arte
la pone en movimiento
charla con los Aluxes
convierte una casa en un espacio mágico
donde los sueños
las promesas
y el tiempo
encuentran el sentido para su andar.

La física desiste de nombrarse perfecta
ciencia y magia unidas
se vuelven un eterno de humanidad que deja huella
sobre la roca inerte del planeta.

Federico camina entre sus mundos
entre creaturas gigantes de ojos redondos
entre seres grises o coloridos que deambulan
su propio universo.

La teología se llama Silva
y al despedirse me besa la mejilla.



Tengo la certeza
de haber vuelto de un mundo distante
conjurado por este dios

de manos frías y perfectas

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