Milenians: la ingenuidad del genio

Hay tanto escrito acerca de cada generación que es imposible que todos quepamos cabalmente en alguna de ellas, además, aún cuando lo hagamos, lo cierto es que cada una se divide en múltiples subgrupos con características propias, a veces estas particularidades se refieren a los gustos personales, a la educación informal o formal, a la situación económica o al hecho de haber nacido en oriente u occidente, en el norte o en el sur, en el primer mundo o en algún país en vías de desarrollo. Yo, por ejemplo, pertenezco a la generación X, una generación definida, aunque suene paradójico, por la indefinición, reconstruyendo sus pedazos a partir de las ruinas que la Guerra Fría, Vietnam, los movimientos estudiantiles, el socialismo y las dictaduras latinoamericanas dejaron a su paso. De pronto, más tarde o más temprano, para colmo, se nos cayeron las certezas, certezas, por cierto,  que nunca fueron nuestras, porque nosotros ni empezamos las guerras, ni dividimos el mundo, ni seguimos al Che, pero sí gritamos frente a los consulados por los sin tierra, acompañamos a las madres argentinas, fuimos comunistas, todo a destiempo, enrolándonos en movimientos moribundos, sintiendo que debía haber algo más, mientras disfrutábamos la televisión a color y la promesa de que con una pequeña computadora de escritorio podríamos conquistar el mundo. 

Nací en 1973, tenía tres meses cuando Salvador Allende fue asesinado en el Palacio de la Moneda, dieciséis años cuando cayó el Muro de Berlín, dieciocho cuando Martín Baró fue asesinado en el Salvador, veintiuno cuando el Subcomandante Marcos se levantó en Chiapas. Asistí al cierre del telón de cada obra, imaginé la trama a partir de la última escena como todos los que nacimos en esa década, así, nuestras luchas fueron más imaginadas que sentidas. El mundo no es como entonces lo pensamos, ni nosotros lo que creímos que seríamos, a nuestro favor, está lo mucho que aprendimos en el camino, lo bien que nos adaptamos y dejamos la nostalgia en el tintero.

Cada generación (con todas sus particularidades) se caracteriza por haber sintetizado su ADN  a partir de la fusión de las carencias, los sueños, las luces y las sombras de aquella que la precede.

Los Milenians surgieron precisamente, de las historias que reconstruimos a partir de la negación de que no había más futuro para algunos caminos, de la incertidumbre, de la inocente creencia de que podíamos cambiar al mundo y más aún de que era nuestro deber y hablo de cambiarlo no sólo en el sentido social, sino económico, político, científico, tecnológico.. y bueno, quizá no fracasamos, el mundo ahora es distinto, para prueba, ellos, para quienes el mundo siempre ha sido uno, dividido tal vez sólo entre pobres y ricos, quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no, quienes hablan otro idioma y aquellos que no lo hacen.

Ellos, están alejados de los ismos, del cuestionamiento al sistema económico, del tema partidista, intrigados acerca de lo que pueda significar la comunicación unidireccional, mofándose de la forma "ochentera" de algunas empresas de ejercer liderazgos verticales... y de muchas otras cosas más, pero lo que no saben, es que el mundo no ha cambiado tanto.

Nosotros creíamos que el mundo sería mejor en el futuro, ellos creen que el mundo es mejor ahora, ambos estamos equivocados, nosotros por la ilusión de un futuro casi perfecto, ellos por la negación ingenua de la realidad que los circunda. Son urbanos, cosmopolitas, independientes, amantes de los gadgets, del diseño, de la tecnología, de la hiperconectividad y de vivir en el presente, disfrutando al máximo cada faceta de su vida. Inconformes con lo estricto de las reglas del mundo laboral, principalmente de aquellas empresas que no han creado las condiciones necesarias para recibirlos como ellos se merecen: home office, horarios flexibles, espacios destinados a la creatividad y el ocio, excelentes salarios y prestaciones, jefes comprometidos con su desarrollo personal, capacitación pagada y un larguísimo etcétera. Para subsanar esta terrible omisión, han creado sus propias empresas, todas, hay que decirlo, exitosas, millonarias e innovadoras...

Pero ¿Qué ignoran los milenians? Digamos que lo que ni siquiera son capaces de imaginar es cómo vive el restante 90% de la población. ¿Cómo? ¿Todavía hay gente que no sepa usar un Ipad? !Nooo! ¿En serio no tienen luz en su casa? ¿De verdad nunca han ido a Acapulco? ¿Pero por qué les enoja que me tome una selfie en el yate privado si lo hice desde mi cuenta personal de facebook? ¡Osea, es que en Twitter yo soy libre de decir lo que sea!

Los milenians son genios en potencia, pero demasiado ingenuos para el mundo real. Pondré sólo algunos ejemplos:

1.- Debido a que en esta época se han desdibujado las fronteras entre lo público y lo privado, ellos no son capaces de entender, por ejemplo, que la diferencia entre una y otra, tiene que ver con el comportamiento, lo público no se refiere solamente al nivel de seguridad en las redes sociales, sino a la imagen que cualquier persona presenta ante los otros, lo público, también se refiere al comportamiento de los servidores públicos puesto que forma parte de lo que desean comunicar, el manejo de su imagen pública les confiere status y poder. Lo privado, por el contrario, es aquello que pasa a puerta cerrada, aquello que forma parte de mi vida y de lo que no debo dar cuenta, quienes somos mayores, sabemos, por ejemplo, que cuando alguien es figura pública, todo lo privado que llegue a filtrarse, será motivo del juicio popular. La ingenuidad de los Milenians consiste en creer que están siendo cautos y precavidos al abrir una cuenta en sus redes sociales a la que invitan a sus amigos de trabajo y jefes en la que son todo lo "políticamente correctos" que pueden y otra "personal" a la que invitan a todos los demás y en la que se dan el lujo de despotricar y ser "auténticos", lo que ellos ignoran es que en los tiempos de las redes sociales, todos nos volvimos figuras públicas y sin importar si los comentarios los subes en tu red personal o en la de la oficina, tarde o temprano todo puede ser usado en tu contra.

2.- Al haber desaparecido los "ismos", al menos de su mente, son incapaces de criticar la realidad desde las categorías que puedan dar cuenta de los fenómenos sociales. Esto crea sombras conceptuales que maquillan una realidad que, de pronto, se les antoja mucho mejor de lo que es: como ya no existe para ellas algo como el "feminismo", algunas tienen la ilusión de que son chicas totalmente libres y que gozan de los mismos derechos que los hombres, se han quedado sin la categoría de análisis que de cuenta cabal del acoso laboral, la desigualdad salarial o la triple jornada femenina y ellas, entonces, prefieren la soltería que atreverse a luchar por los derechos de las mujeres dentro del matrimonio.

3.- Es difícil maquillar la pobreza, esta nos abofetea la cara en cualquier esquina, incluso de las ciudades del primer mundo, cuanto y más en la ola de desplazados que todos los días piden asilo legal o ilegalmente en los países más desarrollados. Ellos, también se conmueven, les duele la pobreza como a cualquiera, lo mismo quizá que cualquier causa noble como salvar los humedales o a los osos polares, por eso crean empresas socialmente responsables, fundaciones dedicadas a mitigar aunque sea un poco las situaciones de miseria, crear programas gubernamentales asistenciales, enfatizando el aprendizaje del inglés y la computación como remedios contra la ignorancia, la falta de oportunidades ylos horizontes que se desdibujan de las pupilas, como si el inglés y las computadoras fueran las nuevas pociones de merolicos, y son estos merolicos los que pregonan sus ventajas desde cualquier red, y esto no está mal, ciertamente el inglés y la computación son importantes pero ellos desconocen temas como el empoderamiento, las reivindicaciones obreras y campesinas que daban sentido y orgullo a un sector de la población que hoy recibe sólo migajas para limosneros.

Los milenias son genios creativos con una energía capaz de cambiar al mundo pero desconocen la forma en que este mundo funciona y por ello se debaten entre la ingenuidad y el genio, mientras bajo sus imperios tecnológicos, la pobreza se extiende como un océano sin costas visibles.


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