Cómo educar para la lectura
Leer amplía la mirada y por consiguiente el horizonte, nos
conecta con otras realidades y formas de percibir el mundo, nos obliga a
contrastar lo aprendido con la propia manera de vivir y por lo tanto nos hace
ser más creativos cuando enfrentamos problemas nuevos. Los libros nos retan
constantemente, ponen en duda nuestras creencias y nos obligan a replantearlas
o a construir argumentos capaces de defenderlas con pasión. Enfatizar la
necesidad de la lectura y la creación de lectores no es una moda, es lo que
necesitamos para formar a los individuos que el país requiere: hombres y
mujeres capaces de aprender de su entorno, aunque hayan terminado la escuela;
dispuestos a escuchar muchos puntos de vista para tomar sus propias decisiones;
tolerantes; capaces de idear soluciones no violentas a los conflictos. Hombres
y mujeres entrenados en el arte de la palabra escrita. Pero ¿cómo lo logramos?
El amor por la lectura inicia mucho antes de que el niño sea
capaz de reconocer las letras, así que no esperemos a que la escuela haga su
trabajo, debemos empezar en casa. Aquí te presento algunas ideas:
Con los más pequeños:
1.- Integra una pequeña biblioteca: cuando los niños
crecen entre libros, se acostumbran a que formen parte de su entorno.
2.- Háblales y cuéntales historias: No tienes que leerles
únicamente, el amor a la lectura es muchas veces el amor a escuchar historias.
Los libros, la televisión, el internet, nos abren la mente a nuevas y distintas
realidades. Platícales sobre su familia, sobre las personas que lo rodean,
sobre sus padres, sobre su historia. Después, aprenderá que los libros amplían
el universo de sus propios personajes.
3.- Léeles cuentos y cántales: No importa si tienen
algunos días de nacidos o ya van al preescolar, puedes establecer un horario
para la lectura, ya sea en tus brazos o en su propia cama antes de dormir.
Escoge cuentos cortos y haz de la lectura una rutina diaria o tan periódica
como te sea posible, tres veces a la semana o los fines de semana.
Con los que están en la
escuela:
1.- La hora de la sobremesa: Se llama así, al tiempo
que se emplea para conversar después de la comida, antes de que los comensales
se levanten de la mesa. Antes era muy común que las familias platicaran al
terminar la comida de medio día. Hoy esto se dificulta, pero puedes emplear este
periodo los fines de semana para comentar con ellos algún libro que estés
leyendo o preguntarles si algo en la biblioteca escolar les ha interesado,
también puedes emplear este momento para leer un cuento corto o un capítulo de
un libro que lean entre todos.
2.- Resuelve sus dudas con la lectura: Los niños y
niñas de 3 años y hasta los 12 (a veces también más grandes) hacen muchas
preguntas acerca del mundo, de las cosas que aprendieron en la escuela, del
significado de las palabras que escuchan… Si tienes una enciclopedia o un
diccionario en casa, trata de hacer de la búsqueda una actividad familiar, si
no tienes, busca en google o en cualquier otro buscador ya sea en tu
computadora o en el celular, muéstrales el contenido de varias páginas y
compara con ellos las diferencias. Enséñales que no sólo pueden leer en los
libros.
3.- Habla con ellos: Cuéntales historias y permite que
te cuenten historias. Igual de importante que la lectura, es que la
comunicación y la palabra formen parte de su vida. Un buen momento para
platicar es el trayecto entre la casa y la escuela no importa si los llevas a pie,
en el carro o en el transporte público. También es un buen momento mientras
esperan juntos el autobús escolar. Si revisas tu semana verás que hay muchos
momentos para charlar.
Con los más grandes
Resulta muy difícil orientar a los jóvenes a la lectura,
mucho más si no desarrollaron el hábito en la infancia pero no es imposible.
Necesitas paciencia, mucha paciencia y algunos tips:
1.- No les impongas un tema o libro: Los adolescentes rechazarán cualquier
recomendación que les suene a imposición. Escucha sus gustos, si hay alguna
película que les haya gustado, anímalos a buscar el libro en el que se inspira
o a leer lo que sigue en la trama antes de que salga la nueva película.
2.- Conoce sus gustos: Los jóvenes están más conectados con la lectura de lo que
ellos mismos creen. Descargan libros en sus teléfonos, en sus computadoras y a
menudo consumen videojuegos y películas cuyas tramas están inspiradas en
novelas. Interésate por sus gustos sin juzgarlos, hazles saber que los comics,
los libros, los videojuegos, las películas, las series e incluso las canciones
son diferentes formas de contar historias.
3.- Escucha: Es poco probable aunque no imposible, que los jóvenes
escuchen, pero tú puedes hacerlo sin interrogarlos, ¿películas, ebooks, series,
canciones, libros? Anímalos a escribir sus propias historias.
Fuentes de información:
Felipe Garrido. (2004). Para leerte mejor.
México D.F.: Planeta.
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