América, tierra de ficción
Entre libros, autores y lectores, de pronto se establecen complicidades y confidencias que no se hacen patentes sino en el momento de estar reunidos, precisamente en torno a las letras y sus marcas indelebles sobre nuestra existencia. La palabra escrita deja huella, somos las ficciones encarnadas de los autores del pasado, de las crónicas de viajes que a principio de siglo llegaron sin saber bien cómo, a las manos de nuestros abuelos.
América, toda nuestra América, es una ficción construida a base de palabras prestadas que se nos volvieron propias. Somos las costumbres de una novela olvidada del siglo XIX, construimos nuestras leyes al crisol de cruentas batallas literarias, de ensayos publicados en los diarios, en las revistas fundadas por nuestros letrados intelectuales.
América es la invención de todas las plumas y los versos, los médicos, los maestros y los abogados que fueron lo mismo novelistas que políticos, ensayistas o periodistas.
América, toda nuestra América, es una ficción construida a base de palabras prestadas que se nos volvieron propias. Somos las costumbres de una novela olvidada del siglo XIX, construimos nuestras leyes al crisol de cruentas batallas literarias, de ensayos publicados en los diarios, en las revistas fundadas por nuestros letrados intelectuales.
América es la invención de todas las plumas y los versos, los médicos, los maestros y los abogados que fueron lo mismo novelistas que políticos, ensayistas o periodistas.
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