Construir un proyecto de Vida
En nuestra sociedad, los 18 años son
un parteaguas importante y en muchos casos definitivo en la vida. Es cuando se
nos exige que definamos el rumbo que deberemos tomar por los próximos 50 ó 60
años, nadie nos dice que podemos cambiar de carrera o tener varias, que
nuestros gustos podrían ser distintos en el futuro, que debemos escoger algo
que nos haga felices o que la elección de carrera es sólo una parte en la
construcción de un proyecto de vida.
Primero, respira profundo, relájate, suelta los hombros y piensa que un
proyecto de vida es un proyecto que dura toda una vida, no tienes que tenerlo
resuelto en este momento.
Un proyecto de vida no es
distinto de cualquier otro proyecto, todos cumplen el mismo proceso:
Tu proyecto de vida inició cuando
naciste, desde ese momento te has construido, paso a paso, año tras año, a
partir de lo que has aprendido de tus padres, de tus maestros y maestras, de
los colegios a los que has asistido, de la cultura a la que perteneces, de la
televisión, el internet y de todo cuanto te ha rodeado hasta ahora.
Tu proyecto
personal también se ha nutrido de tus propias reflexiones, de lo que no existía
y has construido cuestionando lo que no te parece, oponiéndote a lo que crees
injusto o contrario a tus creencias y haciendo tus propias elecciones de ropa, música, amigos, pasatiempos,
hobbies, deportes, lecturas. Eres quien eres por una suerte de coincidencias y
decisiones propias conscientes o inconscientes, racionales o intuitivas. La
primera evaluación también ya la realizaste, quizá ni siquiera te diste cuenta,
pero acabas de pasar la adolescencia, etapa en que por primera vez te
preguntaste seriamente ¿Quién soy? en la que pusiste en tela de juicio todo lo
que te enseñaron de pequeño, por primera vez quizá te diste cuenta que no estás
de acuerdo con todo lo que dicen tus padres, que eres distinto a tus hermanos y
hermanas, a tu papá, a tu mamá y que muy probablemente tampoco quieres seguir
sus pasos por mucho que los admires y reconozcas sus méritos.
Ahora sabes algunas cosas que no tenías
claras de niño:
1.- Que no todo lo que te han dicho es verdad y tú tienes
la capacidad para tomar tus propias decisiones.
2.- Que tu vida sólo
depende de ti y de tu capacidad para tomar las decisiones adecuadas.
3.- Que como adulto siempre tendrás que hacerte responsable del resultado de tus
acciones.
Así que no te agobies por
construir ese proyecto hoy o en los próximos meses.
¿Qué sí tienes que hacer
ahora?
SER CONSCIENTE DE LAS
DECISIONES QUE TOMAS Y LAS REPERCUSIONES QUE TENDRÁN EN TU VIDA.
Hasta hace muy poco construiste tu vida y
tu historia más por azar y casualidad que por considerar los beneficios a
corto, mediano y largo plazo. A partir de ahora, todo lo que hagas o dejes de
hacer te será imputado sólo a ti, la carrera que elijas, la manera en que la
terminas o no, el trabajo que escojas, las decisiones que tomes, tu vida
pública y tu vida privada, todo tendrá repercusión en tu futuro y en tu
presente, así que lo mejor que puedes hacer es ser consciente de ello.
Pregúntate:
¿Quién quiero ser?
¿A quién quiero ver en el espejo dentro de 20
años?
¿Con qué tipo de persona deseo vivir toda mi vida?
¿De qué quiero estar
orgulloso?
Estoy convencida de que todo
proyecto de vida consciente debe iniciar con las siguientes preguntas:
¿En qué
creo? ¿Cuáles son mis prioridades en la vida? ¿Qué me hace realmente feliz?
¿Qué quiero dejar cuando muera? ¿Qué me apasiona? ¿Qué es eso que hace latir mi
corazón, que me hace soñar despierto, que hace que me brillen los ojos y no
importa si tengo que desvelarme o dejar de ir a fiestas para conseguirlo porque
siento que sin eso no puedo vivir?
La
pasión debería guiar cualquier proyecto de vida o al menos aquellos que son
exitosos. La vida es una aventura de constante descubrimiento, de la realidad
pero también de uno mismo. Atrévete a tomar decisiones, a tomar riesgos, a
inventar cosas, a estar un poco loco, a ser criticado, a equivocarte, a
rectificar el camino, a cambiar de opinión, a escuchar las opiniones
contrarias, a aprender de tu experiencia y también de la de otros, a escuchar a
los más jóvenes, a reconocer que no lo sabes todo ni tienes por qué saberlo.
Un proyecto de vida no se limita
a la elección de carrera, tú no eres el título o la profesión que elijas, tú
eres tu propio proyecto, tú y todo lo que eres o quieres ser:
Todas estas áreas deberán estar incluidas en tu proyecto de vida y desarrollarse de manera simultánea, porque todas
forman parte de ti y son igual de importantes.
Mi papá me contaba un cuento que
le contó una vez un maestro:
“Había una vez un hombre que iba con sus hijos en carreta por un paraje nevado y solitario, al pasar por una gran pendiente, la carreta volcó y toda la familia quedó a merced de los lobos que comenzaron a perseguirlos. El padre corrió seguido por sus hijos, sin embargo, la velocidad no era suficiente para escapar de la jauría. Así, al verse alcanzado, tomó al más pequeño y lo arrojó a los lobos a fin de ganar algunos minutos. Nuevamente los lobos les dieron alcance y, como en un principio, arrojó al hijo más pequeño y así tuvo que hacer varias veces, hasta que finalmente él y sus dos hijos mayores llegaron al poblado más cercano dejando definitivamente atrás a los lobos”
Mi papá concluía con la enseñanza
de su maestro: "A veces, en la vida, hay que sacrificar los ideales más pequeños
para salvar a los grandes".
Tomar decisiones es siempre elegir entre dos o más
opciones, a veces igualmente buenas o deseadas, sin embargo, debemos tener
claro cuál de ellas es mayor para salvarla.
“Las grandes vidas son sueños de juventud realizados en edad adulta”
Es
tiempo entonces de que hagas realidad aquello que has soñado desde pequeño o pequeña,
estás ante el comienzo de tu propia grandeza, tienes en tus manos la llave de tu felicidad, todos querrán marcarte el camino a seguir pero por primera vez,
la decisión es sólo tuya.
Tlaxcala, Tlax. 31 de marzo de 2014
Plática con alumnos de la Prepa Ibero
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